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En México, estudiantes y docentes adoptan la IA con rapidez, aunque persisten dudas sobre su uso responsable, asegura un portavoz de la UDIT

La inteligencia artificial (IA) ha irrumpido en el ámbito de la educación creativa, modificando procesos, metodologías y formas de pensar. Lo que hace unos años parecía un escenario futurista, hoy es una realidad palpable en las aulas de diseño, publicidad y comunicación visual. En este nuevo contexto, la clave no está solo en adoptar herramientas, sino en cultivar el criterio necesario para usarlas con responsabilidad y profundidad.

"La IA se alimenta de productos desarrollados por profesionales con criterio, pensamiento estratégico y mirada entrenada. Solo una persona experimentada puede discernir lo excelente de lo bueno, lo regular o lo mediocre", señala Juan Carlos Gauli, director del Área de Audiovisual y Creación Gráfica de la universidad española UDIT.

El debate ya no gira en torno a si debe utilizarse inteligencia artificial en el aula, sino en cómo y para qué integrarla. Desde su uso para generar referencias visuales hasta su aplicación en evaluaciones automatizadas, la IA plantea un nuevo paradigma educativo. Sin embargo, la incorporación de estas tecnologías exige más que dominio técnico: demanda pensamiento crítico, criterio ético y comprensión profunda.

"Más importante que saber usar una plataforma es saber por qué usarla. Enseñar con IA implica también enseñar a detenerse, a dudar, a justificar las elecciones creativas en un entorno donde todo puede resolverse en segundos, pero no necesariamente con profundidad", agrega Gauli.

Este enfoque obliga a replantear la forma en que se evalúa el aprendizaje. La capacidad de la IA para generar textos, imágenes o propuestas visuales de forma casi instantánea lleva a cuestionar el valor del proceso frente al producto. Por ello, muchas instituciones han comenzado a exigir no solo entregas finales, sino también procesos documentados: bocetos, versiones intermedias, decisiones descartadas y reflexiones argumentadas.

En México, la percepción sobre la inteligencia artificial en el ámbito educativo es mayoritariamente positiva. De acuerdo con la encuesta internacional Crossroads: Navigating the Intersection of AI and Academia, el 85 % de los encuestados considera que la IA tendrá un impacto favorable en los procesos de aprendizaje. No obstante, esta visión optimista contrasta con una realidad más compleja: el 51 % de los estudiantes admite no saber cómo utilizarla adecuadamente y un 62 % se siente abrumado ante la diversidad de herramientas disponibles.

"La inteligencia artificial ya transforma la educación creativa, pero más allá de su uso técnico, el verdadero reto es desarrollar pensamiento crítico, ética y comprensión profunda. No se trata solo de integrar herramientas, sino de formar creadores responsables que comprendan cuándo y cómo usar la IA sin perder la autoría ni la intención detrás de su trabajo", concluye Gauli, académico en UDIT, Universidad de Diseño, Innovación y Tecnología.

En un entorno en el que las máquinas pueden ejecutar tareas, el verdadero valor seguirá estando en la mirada humana, en su capacidad para interpretar, contextualizar y decidir.  La incorporación de la IA requiere reflexión, criterio y visión: es momento de repensar el sentido de la educación creativa en la era de la inteligencia artificial.